Falles (concursos, algún pro y muchos contras)

Hace ya mucho tiempo que decidí que no volvería a presentarme a un concurso de diseño gráfico, aprendí en su momento que si bien pueden servirte para enfrentarte a proyectos nuevos cuando no tienes otro trabajo, la mayoría de las veces, el tiempo, esfuerzo invertidos y sobre todo el dinero que se necesita para presentar un proyecto, no merecen la pena, pero como todo, esto tiene su excepción y alguno que otro merece la pena ¿como saberlo? para esto no hay una barita mágica y la gente que se presenta a concursos con constancia profesional te dirá que algunos se sabe que están dados y en otros hay que fijarse muy mucho en el jurado y el estilo imperante del certamen.

Cuando vi las bases del concurso de Valencia para las fallas de este año la imagen de un bordado de aguja mágica llameante relumbro en mi cabeza y no pude hacer otra cosa que intentarlo, ¿y todo lo que he dicho en el párrafo anterior? pues sigue siendo cierto, si observas las ediciones anteriores de este concurso, los carteles ganadores en la ultima década y el lugar de nacimiento de los premiados, todos vemos claro, como si fuera un cartel de neón en mitad del desierto en una noche sin luna, que las posibilidades que tenía con el proyecto que iba a presentar eran inexistentes.
¿Y entonces para que te presentas pedazo de pava? ¡ains! yo es que creo que en el fondo soy una romántica y de verdad de la buena que bordar el cartel fue tan divertido y cuando lo tuve terminado lo mire con tanto tanto cariño, que pensé que se merecía una oportunidad, que si su madre no creía en él ¿quien lo iba a querer?...y volví a tropezar por millonésima vez con la misma piedra.