En la facultad pasaba un suplicio cada vez que tenía que preguntar algo o contestar, tardaba lo que me parecían horas en levantar el brazo y cuando por fin me decidía el brazo era como de hierro, pesado a más no poder al elevarlo, el corazón me latía a mil por hora y estoy segura de que por mi cara pasaban todos los tonos posibles de rojo.
Lo peor no era esto, no, tuve un inconveniente colosal, en algunas asignaturas el examen era oral y el problema fue en aumento, las primeras pruebas orales las pasé sofocada pero conseguía articular palabra, pero conforme pasaban los años y las asignaturas con examen oral se sucedían, mi fobia aumentaba, hasta el punto que pensé que no podría terminar la carrera. Probé los métodos usuales para perder la vergüenza y vencer la timidez, valeriana y tila hasta las cejas y como último recurso un copazo de anís. De nada sirvió, me sentaba frente al profesor con el bolso apretado entre los brazos y cuando este formulaba la primera pregunta me levantaba y huía.
Terminar la carrera para mi tuvo un truco y un nombre propio, aunque ya os adelanto que no es la panacea y ahora me sirvo de otros recursos, pero esta claro, yo me licencié finalmente porque inventaron el sumial, gracias, mil gracias pastillita pequeña que desaceleraste mi corazón y anudaste mi estomago.
Esta semana ha estado en casa parte del equipo de EnRed de canalsur televisión, he tenido que hacer frente nuevamente a mis miedos, pero lo cierto es que los años han jugado un papel favorable para mi pequeño problema, sigo sin ser una buena oradora, pero me enfrento a ello y es que si una cosa me ha enseñado el tiempo es que nada dura y en la memoria todo se diluye, hasta los momentos de más ridículo y vergüenza con el tiempo se olvidan, se les resta importancia o se convierten simplemente en magníficas y divertidas anécdotas con las que pasar un buen rato. Así que frente una situación así yo tengo un mantra: si meto la pata de aquí a cinco años ya no tendrá importancia y por desgracia cinco años pasan mientras chasqueas los dedos.
Recuerdo aún lo que le costó mandarnos su primer audio por whatsapp. Lo cierto es que se le da muy bien, así que como remiendo le aconsejo practicar más esa oratoria. Besos astronauta!
ResponderEliminarjajaja cierto amiga, pero no hay manera, ni practicando, muac!
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